Las empresas familiares son organismos complejos donde los vínculos afectivos se entrelazan con las decisiones de negocio y que por su propia naturaleza implican un sistema de múltiples actores: fundadores, sucesores, miembros familiares que no trabajan en la empresa pero que son propietarios, ya menudo, terceros externos que tienen algún tipo de participación. Cada uno de estos actores trae consigo intereses y expectativas que, si no están alineados, pueden desencadenar fuerte tensiones emocionales. Un fundador puede estar centrado en preservar su legado, mientras que un sucesor podría priorizar la innovación y la expansión. Un miembro de la familia que no participa activamente en la empresa podría tener expectativas en torno a la distribución de beneficios, sin considerar el impacto que ello tiene en la reinversión y el crecimiento del negocio. Estas divergencias no solo afectan la operatividad diaria de la empresa, sino que también pueden obstaculizar la toma de decisiones estratégicas claves.
A menudo, este tipo de organizaciones se encuentran en una encrucijada cuando los intereses personales de los miembros de la familia comienzan a desviarse. Es en este punto cuando surge la importancia de alinear estos intereses para garantizar la continuidad y el éxito a largo plazo de la empresa, dado que el éxito de una empresa familiar depende, en gran medida, de la capacidad de sus miembros para trabajar juntos hacia objetivos comunes. Sin embargo, es natural observar que Las diferencias en las visiones empresariales, los valores individuales y los roles dentro de la empresa puedan dar lugar a conflictos que, si no se gestionan adecuadamente, ponen en riesgo el futuro de la organización y pero aún de las relaciones familiares.
En muchas oportunidades estos conflictos permanecen ocultos, como en un estado latente y pasan de manera invisible para los integrantes de la familia y en especial para el fundador que siente tener a todas las variables de la empresa y de la familia bajo su control. En muchas oportunidades nos hemos encontramos que estos conflictos que permanecieron escondidos en las familias durante años, afloran por lo general en los momentos de mayor fragilidad en los que transita toda empresa de familia.
La pregunta que muchas familias empresarias se hacen es: ¿Cómo lograr ese delicado equilibrio?
La base principal para alinear los intereses dentro de una empresa familiar es la comunicación efectiva. Sin embargo, una de las mayores dificultades que enfrentan estas organizaciones es la falta de diálogo abierto y honesto entre los miembros familiares. Las emociones, los vínculos afectivos y las expectativas no expresadas pueden generar malentendidos que escalan en conflictos más profundos. Aquí es donde entra en juego un componente esencial que puede marcar la diferencia: el asesor de empresa de familia, un profesional con experiencia en dinámicas familiares y empresariales puede facilitar el proceso de alineación de intereses, promoviendo un diálogo abierto, objetivo y constructivo.
El rol fundamental de un asesor de empresas familiares
Muchas veces, los miembros familiares prefieren evitar conversaciones difíciles por temor a herir los sentimientos de otros o por miedo a generar rupturas en la relación familiar. Sin embargo, postergar estas discusiones solo agrava los problemas a largo plazo. Es aquí que, como los asesores externos, actuamos como facilitadores y mediadores para fomentar un diálogo constructivo. En este contexto, contar con un asesor externo no solo se convierte en una ventaja, sino en una necesidad fundamental para guiar y facilitar este proceso de ordenar los interese y expectativas de todos los individuos que conforman una empresa de familia. No se trata simplemente de un mediador en momentos de crisis, sino de una figura que acompaña el proceso de planificación y diálogo desde una perspectiva objetiva e imparcial.
El asesor ayudar a las empresas familiares a superar estos desafíos por medio de:
1. Objetividad y neutralidad
Uno de los mayores aportes que ofrecemos como asesor externo es la neutralidad. A diferencia de los miembros de la familia, no está emocionalmente involucrado, lo que nos permite mantener una perspectiva objetiva. Esto es crucial cuando se trata de tomar decisiones estratégicas, especialmente en contextos donde los intereses personales o las emociones pueden nublar el juicio de los involucrados. La objetividad permite que todos los actores se sientan escuchados y comprendidos, facilitando el diálogo sin que se perciba la intervención como una imposición de una parte sobre otra, generando un espacio seguro para que cada miembro pueda expresar sus preocupaciones y expectativas sin temor a generar conflictos.
2. Diagnóstico de las disfuncionalidades
Una empresa familiar es un sistema vivo, con múltiples variables en juego. El asesor tiene la capacidad de diagnosticar las disfuncionalidades del sistema familiar y su impacto en la empresa, lo que muchas veces resulta difícil para los propios miembros de la familia. Al observar la organización desde una mirada externa, podemos identificar patrones disfuncionales en la comunicación, los procesos de toma de decisiones o en la distribución del equilibrio de estos sub sistemas que interactúan entre sí.
3. Facilitación de la comunicación intergeneracional
Uno de los mayores desafíos en las empresas familiares es la comunicación intergeneracional. A menudo, las diferentes generaciones tienen visiones contrastantes sobre la dirección que debe tomar la empresa, lo que genera tensiones y conflictos. Los asesores ayudamos a la construcción de puentes entre las generaciones, ayudando a que cada una exprese sus puntos de vista y expectativas de manera clara, facilitando el entendimiento mutuo entre las generaciones, promoviendo el respeto por las distintas perspectivas y ayudando a encontrar puntos en común que permitan tomar decisiones alineadas con los intereses de todos. Este proceso es vital para la planificación sucesoria, ya que garantiza una transición ordenada y consensuada entre generaciones.
4. Desarrollo de estructuras de gobernanza
Son una herramienta clave para alinear los intereses de los distintos actores en una empresa familiar. Esto incluye la creación de un protocolo familiar, la formación de un consejo de familia o la implementación de órganos corporativos. guiamos a la familia en el diseño y fortalecimiento de estas estructuras, asegurando que los mecanismos de toma de decisiones sean transparentes y que se respeten los derechos y responsabilidades de cada miembro. Estas estructuras no solo previenen futuros conflictos, sino que también permiten una toma de decisiones más eficiente y alineada con los objetivos tanto de la empresa como de la familia.
5. Formación y capacitación continua
La inversión en capacitación es esencial. Los programas de formación deben estar dirigidos no solo a los sucesores, sino a todos los miembros de la familia involucrados en la empresa. Esto incluye talleres sobre comunicación, gestión de conflictos y liderazgo. La formación continua también puede ser una herramienta poderosa para actualizar las habilidades necesarias en un entorno empresarial cambiante.
La alineación de intereses en una empresa familiar es esencial para su éxito y continuidad. Con la ayuda de un asesor especializado, las familias pueden superar las barreras de comunicación y construir un entorno donde todos los actores se sientan valorados y escuchados. Al final, el objetivo es crear un sistema donde el legado familiar no solo se preserva, sino que también prospera en las manos de las futuras generaciones.
La construcción de un futuro sólido y armonioso para las empresas familiares comienza con el entendimiento y la alineación de intereses, y un asesor especializado puede ser el aliado perfecto en este proceso, no dudes en consultarlo.