La empresa familiar es un binomio de realidades (empresa y familia), dos mundos tan diferentes y complejos al mismo tiempo que convierte a su gestión, en un verdadero arte que requiere de encontrar las claves para armonizar la confrontación de las necesidades de la familia y las del negocio.
Esta mezcla única entre dos realidades, convierte a la toma de decisiones en un acto complejo y delicado, donde el corazón y la razón deben convivir en un contrapeso permanente, en donde lo emocional y lo racional están profundamente entrelazados, y el poder entender esa dinámica se convierte en una llave valiosa para el éxito y continuidad de la empresa familiar.
El lograr el equilibrio entre la razón y el corazón no es una tarea para nada sencilla. Por un lado, está la lógica empresarial, que dicta que las decisiones deben estar fundamentadas en datos, eficiencia y objetivos claros. Por otro, está la emoción, que muchas veces se manifiesta en lealtades familiares, historias compartidas y un profundo deseo de preservar el legado. Esto lleva en muchas ocasiones a enfrentar día a día conceptos aparentemente antagónicos como: Amor y Dinero, Continuidad e Innovación, Igualdad y Meritocracia, o Linaje y Talente entre otros.
El reto surge cuando las decisiones puramente racionales pueden parecer frías o distantes, afectando las relaciones familiares, mientras que las decisiones basadas únicamente en el corazón pueden llevar a una gestión ineficiente o poco sostenible. Por ende, es de importancia que las empresas familiares adopten estructuras y procesos que faciliten una toma de decisiones más objetiva, sin perder de vista la esencia emocional que las caracteriza. Es aquí donde intervienen los órganos de gobierno familiar como una herramienta adecuada, que permiten canalizar la comunicación y enfrentar estos dilemas con mayor claridad.
Las empresas familiares que han logrado perdurar a lo largo de generaciones han encontrado formas efectivas de balancear ambos aspectos. Un protocolo familiar bien diseñado puede ser una herramienta fundamental para definir cómo y cuándo se debe priorizar la razón sobre el corazón, o viceversa. Pero es importante resaltar que ese protocolo debe ser fruto de un diálogo abierto y honesto, donde cada uno de los integrantes de la familia pueda expresar lo que siente sin lastimar al otro, en el que participen todas las partes involucradas, con el fin de establecer reglas claras que permitan la continuidad empresarial sin sacrificar la cohesión familiar. De no ser así, el final de un protocolo familiar está determinado antes de su realización, que es el cajón de algún escritorio o en el mejor del caso en un espacio de alguna biblioteca.
Uno de los momentos más críticos en los que se pone a prueba este equilibrio es en el proceso de la sucesión. Decidir quién tomará las riendas de la empresa puede generar tensiones, ya que la elección muchas veces implica no solo considerar las habilidades y competencias, sino también las dinámicas familiares. Teniendo esto presente, es clave poseer un plan sucesorio claro y transparente, que permita minimizar el impacto emocional de la decisión y garantizar la estabilidad de la empresa.
Para finalizar, es esencial entender que el equilibrio entre razón y emoción no significa eliminar las emociones del proceso decisional, al contrario, las emociones deben ser reconocidas y gestionadas de manera saludable. Si la familia y en especial su líder comprenden este sistema de contrapesos, podrán tomar decisiones que sean sostenibles para el negocio y que, al mismo tiempo, fortalezcan las relaciones familiares. En gran parte, el éxito de una empresa familiar depende de la capacidad de sus líderes para tomar decisiones que respeten tanto la racionalidad del negocio como los lazos familiares. Este balance puede lograrse a través de una estructura sólida, un protocolo familiar bien definido y, sobre todo, una comunicación abierta y sincera entre los miembros de la familia. Las empresas que logran encontrar este equilibrio son por lo general, aquellas que perduran y prosperan a lo largo de las generaciones.
Si te encontrás en medio de una toma de decisiones compleja o simplemente queres prepararte para los desafíos futuros de tu empresa familiar, podemos ayudarte a crear el equilibrio adecuado entre el corazón y la razón. Contactanos para una consulta gratuita y juntos desarrollaremos un plan que fortalezca tanto tu empresa como tu familia.