Gestionar de manera correcta los conflictos en las Empresas de Familia

Sin duda, los conflictos son parte inevitable de la vida de las empresas y de nuestras relaciones personales, nos pueden afectar a todos y  en cualquier momento, por eso que son difíciles de evitar pero no así de gestionarlos correctamente. A diferencia de otro tipo de organización, su pronto abordaje es un tema clave para desarrollar un buen sistema inmune en una empresa de familia, esto se debe a su alta carga emocional y a su potencial tanto como para disolver empresas como de generar un deterioro significativo y a veces irreversible en las relaciones familiares.

Es importante poder comprender que Familia y Empresa son dos mundos completamente distintos que interactúan en mayor o menor medida dependiendo de la complejidad de cada empresa familiar en particular, por consiguiente la dificultad del  abordaje de los conflictos dependerá de muchas variables, entre las que podemos destacar las características o rasgos personales de cada uno de los integrantes de la familia,  como la evolución en el tiempo y la complejidad en que se encuentre tanto la dimensión de la empresa y la familia. Es conveniente tener en cuenta que cuando se toman decisiones en base a una lógica de acción sin tener en cuenta la otra, los conflictos se pueden trasladar y desarrollar en el otro subsistema y pasar de la empresa hacia la familia o viceversa.

Gran parte de los conflictos de carácter interpersonal se derivan principalmente a raíz de una comunicación deficiente, debido muchas veces a que hay palabras de más o de menos, a la utilización de un canal de comunicación inadecuado, a no transmitir los sentimientos ni de expresar las necesidades de cada una de las partes involucradas, o de no hacer correctamente las peticiones correspondientes, entre otras causas. Todo esto puede llevar a no poder desarrollar un aspecto clave que es el de generar una entorno de cordialidad dentro de la empresa familiar, que en algunas ocasiones se manifiesta en la falta de compromiso y entusiasmo por parte de alguno de sus miembros, llegando hasta el extremo de no soportarse y de no poder seguir trabajando juntos.

 

Debemos tener presente que los conflictos no son ni negativos ni positivos, dependerá de cada uno de nosotros enfrentarlos de manera propositiva o destructiva y para esto es importante que podamos observarlos al igual  que un iceberg desde dos enfoques distintos: El primero implica un abordaje superficial, que tiene que ver con nuestros factores cognitivos, con nuestras posiciones individuales; El segundo alcance que tiene que ver con un planteo más profundo, relacionado con factores emocionales en donde se encuentran los intereses, las expectativas, los deseos, los prejuicios y principalmente los sentimientos de nosotros y de las otras personas.

Es fundamental trabajar y desarrollar distintas herramientas personales tales como, la empatía, la escucha activa y la asertividad, para poder interpretar y comprender estos factores emocionales y  pasar de una negociación de ganar -perder, centrada en la posición que cada una de las partes quiere imponer en el conflicto, hacia un modelo de negociación colaborativo, de ganar – ganar.

Un buen punto de partida para poder gestionar correctamente los conflictos en las empresas de familia es poder tomar conciencia que siempre detrás de nuestras posiciones hay sentimientos y detrás de ellos, necesidades insatisfechas y cuanto más directamente conectemos sentimientos con necesidades, pasando de lo que quiero, a porque?  O para que lo quiero?, será más sencillo reducir las diferencias con el otro.

 

Licenciado Daniel Valsangiacomo
Asesor especializado en Empresas de Familia

 

 

 

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